Si usted sufre de dolor en las articulaciones, no está solo. De acuerdo con una encuesta nacional de salud, durante un período de 30 días, el 30 por ciento de los adultos experimentaron dolor, molestias o rigidez en o alrededor de una articulación. Los centros para el control y la prevención de enfermedades estiman que 54.4 millones de adultos estadounidenses alrededor del 15 por ciento de la población, sufren de artritis- la inflamación de una o más articulaciones.

Las articulaciones, el punto físico de conexión entre los huesos, proporcionan apoyo y generalmente facilitan el movimiento. El cuerpo tiene 360 articulaciones, la mayoría de las cuales son móviles. Cuando están sanos, los huesos de una articulación se deslizan suavemente unos sobre otros porque sus superficies están cubiertas con una capa lisa de cartílago y una membrana que segrega un líquido lubricante llamado líquido sinovial.

La disfunción y el dolor ocurren cuando el líquido sinovial no segrega adecuadamente o cuando el cartílago que cubre los huesos se deteriora. El daño puede ocurrir de forma repentina o gradual y puede ser causado por enfermedades o lesiones. El dolor y la inflamación pueden ser agudos o crónicos y pueden variar de leves a severos.

La osteoartritis, el deterioro del cartílago que cubre los extremos de los huesos (especialmente en las rodillas y las caderas) que frecuentemente ocurre como parte natural del envejecimiento, es la causa más común de dolor articular.  La artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico del cuerpo ataca las membranas que secretan el líquido sinovial, es otra causa común de dolor articular junto con la gota, el lupus y la fibromialgia.

Aunque la primera línea de defensa pueden ser los analgésicos de venta libre (ibuprofeno, acetaminofén o aspirina), estos productos pueden tener efectos secundarios graves, como daño renal. Afortunadamente, existen numerosas formas naturales de reducir la inflamación y aliviar el malestar causado por el dolor articular.

El movimiento es la clave

Aunque tenga ganas de evitar el movimiento, no lo haga.  El ejercicio desencadena la liberación de líquido sinovial lubricante para las articulaciones. El ejercicio de bajo impacto y el estiramiento ayudan a mejorar la amplitud de movimiento y a aumentar la energía y la movilidad. El levantamiento de pesas fortalece los músculos para poder sostener mejor las articulaciones. Las prácticas de mente y cuerpo como el yoga suave, el qigong o el tai chi pueden aumentar la fuerza, la energía y la flexibilidad.

Adoptar la dieta mediterránea

Si la causa de su dolor es la artritis reumatoide, consumir una dieta antiinflamatoria o mediterránea puede ayudar a reducir sus síntomas mientras mejora la salud del corazón y reduce el riesgo de cáncer. Este tipo de dieta implica comer frutas y verduras ricas en antioxidantes; frijoles; granos enteros como arroz integral and quinoa (que han demostrado reducir la proteína C reactiva, un marcador de inflamación); y alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 como pescados grasos, semillas de chía, linaza y nueces. Utilizar aceite de oliva y reducir los carbohidratos procesados, las grasas saturadas y las grasas trans también puede reducir la inflamación.

Puede tomar también un antioxidante y/o un suplemento de ácidos grasos omega-3 (busque uno alto en DHA) suplementarse y consumir más flavonoides, componentes químicos encontrados en  productos de soya, té verde y brócoli.

Además, si usted tiene sobrepeso, perder peso puede reducir el estrés en sus articulaciones, lo cual puede disminuir el daño futuro así como el dolor cotidiano, especialmente en sus caderas, rodillas y pies.

Suplementos para mantenerse flexible

Aunque los estudios son mixtos, algunas investigaciones han demostrado que tomar colágeno, la principal proteína estructural del tejido conectivo que se encuentra en el hueso y el cartílago, puede ayudar a disminuir el dolor, facilitando el movimiento, la flexión y el aumento de la flexibilidad. Un reciente meta-análisis publicado por British Journal of Sports Medicine identificó el colágeno como un suplemento "que demuestra efectos clínicamente importantes para la reducción del dolor a medio plazo".

La glucosamina y la condroitina, componentes del cartílago normal, también pueden ayudar a reducir el dolor. Un estudio exploratorio publicado en el New England Journal of Medicine sugirió que "La combinación de glucosamina y sulfato de condroitina podría ser efectiva en el subgrupo de pacientes con dolor de rodilla de moderado a severo".

Hierbas y especies que pueden reducir el dolor articular incluyen la boswellia y la cúrcuma. Medicamento tradicional en Asia y África, se cree que la boswellia ayuda a tratar las enfermedades inflamatorias crónicas. Algunas investigaciones han demostrado que funciona al detener la formación de las moléculas inflamatorias llamadas leucotrienos. Utilizada en la medicina tradicional china y  ayurvédica para tratar la artritis, la cúrcuma contiene un químico antiinflamatorio llamado curcumina que modifica las respuestas del sistema inmunológico.

Experimente con aceites esenciales

Utilizados durante miles de años para reducir el dolor y la rigidez articular, los aceites esenciales son ricos en nutrientes que pueden ayudar a aliviar el dolor y reducir la inflamación. Las buenas para utilizarse solas o combinadas para el dolor incluyen lavanda, menta, tomillo, naranja, jengibre, incienso, mirra, clavo, romero y cúrcuma. Para usarlos, simplemente dilúyalos con un aceite base como el coco o la jojoba y masajéelos sobre la piel, o añada de 10 a 15 gotas de aceite al agua del baño.

Déle masaje al dolor

Existen varios tipos de remedios naturales tópicos que pueden ayudar a reducir el dolor.  Busque cremas homeopáticas que contengan ingredientes como árnica, caléndula, o pruebe los bálsamos que contengan capsaicina. La capsaicina, que se encuentra en los chiles, ayuda de manera natural a bloquear las señales de dolor en el cuerpo

Referencias:

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