A lo largo de mi tryectoria en el sector del fortalecimiento y acondicionamiento físico, he examinado y perfeccionado constantemente la forma en que me desenvuelvo a lo largo del día para lograr mis metas. Ya sea durante el entrenamiento, en el trabajo o en las metas generales de mi vida, he perfeccionado y ajustado mi planteamiento para poder ser coherente y progresar de forma realista y sostenible.

Muchas veces, los sectores del acondicionamiento físico, el bienestar y la nutrición intentan vendernos la idea de que “más es más”. Nos dicen que necesitamos una nueva dieta, un suplemento, o que tenemos que entrenar muy duro para lograr nuestras metas. Esta forma de pensar es contraproducente.

La manera más razonable y eficaz de avanzar en tu vida es realizar logros constantes y marginales todos los días. Por lo general, los cambios drásticos no son sostenibles. 

A medida que vaya leyendo mi rutina, recuerde que el objetivo no es desterrar todo lo que está haciendo. En lugar de ello, eche un vistazo a mis sistemas e identifique los detalles que se ajustan a sus metas y cómo podría integrarlos en sus actividades diarias. 

La siguiente es mi rutina de bienestar para obtener logros en cuanto a fuerza, composición corporal, vida y negocios.

Desarrollar una rutina matutina

Las mañanas son fantásticas porque ofrecen la oportunidad de establecer una intención constante y firme durante el día. La rutina matutina de cada persona debe ser un poco distinta, pero voy a compartir lo que a mí sí me funciona.

Todas las mañanas, hago estas tres cosas sencillas que me ayudan a establecer el tono de mi día, y me permiten medir mis niveles de energía:

  • Consumir de 12 a 16 onzas de agua con electrolitos: perdemos minerales y vitaminas de forma natural mientras dormimos, así que tomar un suplemento de electrolitos con mi vaso de agua matutino es una buena forma de comenzar a hidratarme de cara al día.
  • Diario: dedico cinco minutos a escribir en mi diario dos cosas específicas, como dos o tres cosas que quiero lograr hoy y dos cosas por las que estoy agradecido. Esto me ayuda a centrarme y a comenzar el día con una sensación de aprecio por los aspectos positivos de mi vida.
  • Pasear a mis perros mientras tomo la luz del sol: he aprendido que cuando comienzo el día revisando mi teléfono, me estreso debido a la cantidad de notificaciones y correos electrónicos que he recibido mientras dormía. Ahora comienzo cada día buscando la luz del sol y llevando a mis cachorros a dar un buen paseo. Esto me permite disfrutar de los beneficios del sol y relacionarme con mis perros antes de empezar el día. 

Trabajar y luego hacer ejercicio

Después de mi rutina matutina, preparo el desayuno y empiezo a revisar los correos electrónicos y las notificaciones para empezar mi jornada laboral. El trabajo puede variar mucho, pero intento mantener un horario constante que me ayude a regular mi energía y a dividir el día. En la actualidad, muchos de nosotros trabajamos desde casa, así que es muy importante crear un horario que fomente una relación sana con nuestro trabajo y con la forma en que percibimos nuestro espacio vital.

En un día normal, trabajo por la mañana, desde las 8 a. m. hasta la 1 p. m., haciendo descansos de cinco a diez minutos cada hora. En estos descansos, me levanto y juego con los perros, me reúno con mi pareja e intento separar mi atención de las pantallas.

Como hago ejercicio alrededor de las 2 o 3 de la tarde todos los días, empiezo a programar mi preentrenamiento y algunos de mis suplementos de preentrenamiento antes de desconectarme y llegar al gimnasio. En concreto, tomo complejo de vitamina B y jugo de remolacha entre 60 y 90 minutos antes de mi sesión de entrenamiento.

Me como mi refrigerio de preentrenamiento y luego bebo jugo de remolacha mientras hago ejercicio. Las investigaciones indican que la remolacha puede aumentar los niveles de óxido nítrico y ayudar a mejorar el rendimiento deportivo. Este momento me permite aprovechar los beneficios de mis suplementos de preentrenamiento al hacer ejercicio.

Entrenar, recuperar fuerzas y luego hacer más ejercicio

Por lo general, mis entrenamientos duran unos 60 minutos y varían en función de mis metas. Adopto un planteamiento de “menos es más” en mi entrenamiento. Voy al gimnasio cuatro veces a la semana, lo cual es más que suficiente para alcanzar las metas de fortalecimiento y composición corporal a las que aspiran la mayoría de los levantadores.

Tras mi sesión de entrenamiento, llego a casa y comienzo a recuperar fuerzas. Como el trayecto al gimnasio dura entre 15 y 20 minutos, llevo un batido de proteínas de suero de leche en una botella de agua para consumirlo durante el trayecto a casa. Esto evita que me dé “hambre” mientras preparo mi comida para después del entrenamiento.

Mi comida para después del entrenamiento varía un poco de un día a otro, pero generalmente consta de proteínas magras, queso, verduras y una fuente de carbohidratos como las papas. La rutina de nutrición antes y después del entrenamiento debe adaptarse a sus metas personales de nutrición. Si necesita orientación, busque la ayuda de un nutricionista certificado especializado en nutrición deportiva para que lo ayude a optimizar su alimentación.

Después de reponer fuerzas con una comida nutritiva, me pongo a trabajar. Trabajo desde las 4 de la tarde hasta las 7 u 8. Me gusta dividir mi jornada laboral y mis tareas nocturnas varían en función de las exigencias del día. Por lo general, reservo mis tareas menos exigentes desde el punto de vista mental para el primer turno de la noche, así que suelo editar videos, enviar correos electrónicos o estructurar tareas para el día siguiente.

Ritual antes de dormir 

Después de mi sesión laboral nocturna, comienzo a relajarme y a prepararme para acostarme. Mi pareja y yo damos un paseo con nuestros perros mientras hablamos sobre cómo nos fue durante el día. Este paseo nocturno nos permite pasar un tiempo de calidad juntos, hablando de lo que ha sucedido tanto en nuestra vida profesional como en la personal. 

Procuro apagar mi teléfono y las demás pantallas entre las 8:30 y las 9 de la noche. He comprobado que la luz azul que emiten estos dispositivos interfiere a la hora de relajarme y conciliar el sueño. Descansar de las pantallas antes de acostarme me ha ayudado a conciliar el sueño de forma más rápida y fácil. 

A veces me doy cuenta de que sigo sintiendo hambre antes de acostarme. Si necesito un refrigerio antes de acostarme, opto por la avena con proteína en polvo para alimentar mi cuerpo con carbohidratos con mucha fibra y una dosis de proteínas. También me tomo el último vaso de agua y añado más electrolitos si mi jornada ha sido demasiado estresante o exigente desde el punto de vista físico. 

Después de esta comida, me doy una ducha caliente y relajante y leo un buen libro durante 20 o 30 minutos. 

Antes de acostarme, tomo glicinato de magnesio y zinc para facilitar la recuperación y reforzar mi sistema inmunitario. Creo que el magnesio me ayuda a relajarme y a recuperar el ánimo después de un día de entrenamiento que ha sido muy exigente desde el punto de vista neurológico. 

La clave del éxito: despertarse y repetir

Al día siguiente, me despierto y sigo más o menos el mismo proceso. Para mí, esta constancia es la parte más importante de mi ritual. No son las grandes victorias o logros esporádicos, sino el compromiso y la persistencia lo que me ayuda a progresar a diario. 

La clave para lograr sus metas durante 2022 es encontrar una estructura o flujo diario sencillo y sostenible que incorpore herramientas que lo ayuden a dar lo mejor de sí mismo. Una estructura diaria que sea fácil de seguir, que le permita centrarse en sus metas, que incorpore tiempo para hacer ejercicio y que le permita conectarse con sus seres queridos puede ayudarlo a encaminarse hacia el éxito en este nuevo año.