La contaminación es una epidemia de salud global seria que empeora cada vez más, y sigue siendo un peligro considerable incluso durante las amenazas de pandemia. En 2016, una investigación demostró que más del 90 % de la población mundial vive en áreas donde no se cumplen las disposiciones de calidad del aire de la Organización Mundial de la Salud.

La exposición a la contaminación del aire se asocia con estados de enfermedad crónica importantes, entre ellos, las enfermedades cardíacas y los nacimientos prematuros. A medida que avanzan las nuevas investigaciones, se está demostrando una relación significativa entre los nacimientos prematuros y la intolerancia a la glucosa, y los entornos con mala calidad de aire.

Estos estados de enfermedad comunes están vinculados con la exposición crónica a la contaminación del aire:

  • Enfermedades cardiovasculares y respiratorias
  • Intolerancia a la glucosa
  • Enfermedad cardíaca
  • Enfermedad de la tiroides
  • Deficiencia pulmonar
  • Enfermedad pulmonar crónica
  • Exacerbación del asma

En un estudio a gran escala realizado en 2020, se vinculó la exposición crónica a la contaminación del aire con los factores importantes de la enfermedad cardiovascular, como la obesidad y la hipertensión. Debido a estar correlaciones, debemos protegernos de los posibles peligros causados por la contaminación del aire, puesto que no podemos evitar completamente la exposición. Se han identificado los nutrientes clave que disminuyen nuestra susceptibilidad al daño causado por la contaminación interfiriendo con las vías de oxidación celular y manteniendo así una buena salud celular.

Antes de analizar cada uno de estos nutrientes, hablamos de cómo se produce este daño. 

¿Cómo afecta a nuestra salud la contaminación del aire?

Las partículas de contaminación del aire van de grandes a muy pequeñas (particulados finos) y viajan a los bolsillos de aire de los pulmones, llamados alvéolos, y luego al torrente sanguíneo y a las células del cuerpo. 

La exposición a los contaminantes tiene tres efectos principales:

  1. Altera negativamente el sistema nervioso autonómico, que actúa regulando la función cardíaca y las variaciones saludables en los latidos de nuestro corazón.
  2. La producción excesiva de especies de oxígeno y nitrógeno reactivo, que causan daños celulares. Los antioxidantes naturales de nuestro cuerpo que combaten el estrés oxidativo, como el glutatión, no pueden protegernos del exceso de estas especies de oxígeno reactivo (EOR), lo que causa muchos procesos inflamatorios crónicos.
  3. Causa que el cuerpo produzca citoquinas, moléculas que secreta nuestro sistema inmunitario y que indican la respuesta inflamatoria aguda y crónica del cuerpo.

Todas las enfermedades crónicas tiene una propiedad muy importante en común: un estado inflamatorio crónico. La suplementación con antioxidantes en forma de vitaminas de calidad y grasas saludables puede optimizar nuestro potencial de salud apoyando la función sólida de los órganos y las células.

Los siguientes nutrientes son los más prometedores.

Ácidos grasos omega 3

Esta grasa saludable parece ser uno de los principales compuestos para mantener la salud, y se lleva el primer premio por su potencial de disminuir la susceptibilidad al daño causado por los contaminantes del aire. Los ácidos grasos omega 3 (omega 3) bloquean múltiples vías inflamatorias del cuerpo, inhiben la producción de citoquinas y optimizan la función de los macrófagos, que son parte del sistema inmunitario. Las investigaciones han demostrado una y otra vez que los omega 3 combaten el estrés oxidativo dañino a nivel celular en múltiples sistemas de órganos.

En un estudio de adultos de mediana edad que consumieron suplementos de aceite de pescado (rico en omega 3) y se expusieron a materia particulada concentrada aerosolizada, los cambios cardíacos y lípidos agudos en respuesta a la contaminación fueron significativamente menores que en las personas que no consumieron suplementos.

Los dos omega 3 más beneficiosos (EPA y DHA) se encuentran principalmente en ciertas especies de pescado. Muchos preguntan si consumir pescado en lugar de tomar un suplemento ofrece los mismos beneficios para la salud. En un mundo perfecto, sí. No obstante, elegir una dieta con suficiente pescado para incorporar la dosis recomendada de 1 o 2 gramos por día conlleva el riesgo de ingerir niveles tóxicos de metales pesados que con frecuencia se encuentra en el pescado. La suplementación con productos de calidad como el aceite de pescado, los omega 3 y el aceite de krill pueden ser una forma segura de alcanzar la dosis recomendada para la salud del corazón.

Vitamina C y vitamina E

En un estudio que investigó a los obreros de plantas eléctricas expuestos a emisiones de quema de carbón, la suplementación con una combinación de vitamina C y vitamina E demostró algunos beneficios. Los investigadores midieron los biomarcadores de estrés oxidativo en las personas expuestas y no expuestas a las emisiones. El grupo expuesto a la contaminación presentó un nivel menor del marcador de protección glutatión que ayuda con el estrés oxidativo.

Una revisión de literatura de 2018 investigó el beneficio de la suplementación con antioxidantes, como las vitaminas C, E y D, en entornos de vida con calidad de aire deficiente en las personas con enfermedades respiratorias existentes como el asma. Los asmáticos con concentraciones más elevadas de antioxidantes en suero tienen un mejor VEF1 (volumen espiratorio forzado 1), una medida principal de la función pulmonar.

La vitamina C viene en muchas formas, y al cuerpo puede resultarle difícil digerir y utilizar algunas. Con frecuencia se prefieren las formas bioactivas como el ascorbato de sodio, el ascorbato de magnesio y el ascorbato de potasio, aunque la forma de ácido ascórbico en combinación con bioflavonoides parece apoyar un beneficio terapéutico. 

Algunos productos de vitamina C también contienen calcio y biopterina (un compuesto que se encuentra en la pimienta negra). Ambos agentes propician la capacidad de su cuerpo de absorber los nutrientes. La vitamina C liposómica es una forma avanzada de vitamina C diseñada para una absorción y utilización.

Vitamina D

La deficiencia de vitamina D recibe la atención de la mayoría de los médicos porque afecta a más de mil millones de personas en todo el mundo y está vinculada a una mayor prevalencia de pensamientos depresivos, dolor en las articulaciones, formación inadecuada de huesos y sueño de mala calidad. Ahora los médicos de cabecera reconocen la importancia de los exámenes preventivos de los niveles de vitamina D3 en la sangre y la suplementación cuando se detectan niveles insuficientes.

La contaminación del aire tiene un efecto negativo en los niveles de vitamina D, puesto que interfiere con la cantidad de radiación ultravioleta B del sol que puede penetrar la bruma de particulados suspendida en el aire y llegar a la piel humana. Los residentes de áreas urbanas contaminadas que están expuestos a la misma cantidad de horas de sol a la misma potencia relativa absorben una cantidad significativamente menor de vitamina D que las personas de áreas rurales.

Exponernos más tiempo a los rayos del sol mejora los niveles de vitamina D, pero también daña el ADN de la piel e incrementa nuestras probabilidades de sufrir cáncer. La vitamina D3 en forma de suplemento para la insuficiencia y la deficiencia es una opción saludable e inteligente.

Vitamina B

Las vitaminas B (hay ocho en total) tienen una amplia gama de beneficios para la salud, desde ayudar a su cuerpo a mantener niveles de energía equilibrados hasta fortalecer los folículos de su cabello. Estos antioxidantes también apoyan una de las medidas clave de la salud cardíaca, la variabilidad del ritmo cardíaco (VRC).

La mayoría de las personas que escuchan el latido de un corazón esperan oír un ritmo constante de 1, 2. Lo que no se dice generalmente es que cierta variación sutil en el ritmo cardíaco de una persona (la VRC) medida en el correr del tiempo es un indicador positivo de la salud del corazón.

La exposición crónica a la contaminación del aire se asocia con una VRC más baja, y la investigación demuestra que consumir determinadas vitaminas B puede ayudar a mantener niveles saludables de VRC. Una VRC más baja se asocia directamente con una mortalidad cardíaca mayor.

Aceite de oliva

El sabor intenso del aceite de oliva extra virgen rociado sobre una comida es muy agradable para los sentidos, y también ayuda a su sistema inmunitario a combatir con las especies de oxígeno reactivo del cuerpo.

Un estudio reciente de enero de 2020 en el que se evaluaron los efectos de la contaminación del aire relacionada con el tráfico y el rol de la dieta mediterránea encontró evidencia consistente de que una dieta rica en antioxidantes fue efectiva para mitigar los efectos dañinos del aire de baja calidad. Uno de los principios fundamentales de la dieta mediterránea incluye la incorporación del aceite de oliva como la fuente principal de grasa agregada en cantidades abundantes, de 2 a 4 cucharadas por día.

El aceite de oliva está llena de compuestos saludables para el corazón denominados fenoles, además de tener muchas propiedades antioxidantes. Al elegir un aceite de oliva, recuerde que esta grasa monoinsaturada es un jugo de frutas (el jugo de la aceituna) y tiene un período de conservación limitado. Dado que la exposición a la luz y el calor puede degradar la calidad de cualquier aceite de oliva con el tiempo, una botella de vidrio más oscuro es una mejor opción. 

El aceite de oliva extravirgen contiene más fenoles saludables que el aceite de oliva etiquetado como puro o liviano. Las variedades de aceite de oliva prensado en frío no se exponen al calor durante el proceso de fabricación, lo que es mejor para preservar sus compuestos que optimizan la inmunidad.

Todos estos nutrientes tienen potentes beneficios adicionales, así que el consumo de suplementos en condiciones ambientales adversas puede apoyar su bienestar general e incluso podría ayudarle a combatir el progreso de enfermedades.

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